En julio de 2021 publiqué un artículo sobre vacunación. Dos ancianos de mi congregación hablaron conmigo para que retire mi artículo. Esta petición fue aprobada por el superintendente de circuito.

La actualización del Cuerpo Gobernante de julio de 2021 indicó que el 98% de los miembros de Betel de EE. UU. estaban vacunados. Escribí al Cuerpo Gobernante para decirles que, al indicar que el 98% de los miembros de Betel estaban vacunados, nos estaban animando a vacunarnos con un producto potencialmente mortal. En su respuesta, el Cuerpo Gobernante indicó que mencionaba estas cifras para tranquilizar a todos los testigos de Jehová de todo el mundo y que no me disuadía de tomar mi propia decisión.

En diciembre de 2021, al ver sus actualizaciones en vídeo que se iban sucediendo una tras otra y que nos animaban cada vez más a vacunarnos, escribí una segunda carta al Cuerpo Gobernante, esta vez más directa, pidiéndoles que dejaran de obligarnos a estar vacunados. La respuesta que recibí es muy reveladora: entendí que el Cuerpo Gobernante, con gran hipocresía, se abstuvo de afirmar claramente que obligaba a todos los Testigos de Jehová a vacunarse para no ser procesados después.

En diciembre de 2022, los Ancianos recibieron una carta del Cuerpo Gobernante (a través de las sucursales) pidiendo a los Ancianos y Precursores que se vacunaran completamente, como requisito para asistir a sus clases de capacitación.

Me dije que habían cruzado la línea roja y pensé en las palabras de Jesús a los fariseos: "no hagáis según sus obras, porque dicen pero no practican lo que dicen". (Mateo 23:3).

Encontramos muchas referencias en la literatura que enfatizan la importancia de ser imparciales y aquí estamos ahora. ¡El Cuerpo Gobernante exige que el coordinador del Cuerpo de Ancianos verifique que cada anciano esté completamente vacunado antes de asistir a la capacitación! Entonces el Cuerpo Gobernante es parcial y pide a los demás que también lo sean... Escribí una carta a la rama francesa para denunciar este pecado y esta violación del derecho europeo (resolución 2361, artículo 7.3). La sucursal se puso rápidamente en contacto con los ancianos de mi congregación para que pudieran encontrar un motivo para expulsarme. La única razón que escuché de ellos fue: "Terquedad". Al no ver otro resultado posible, renuncié a mi responsabilidad como anciano.

Para poner fin al acoso de los Ancianos que querían verme, les pedí que borraran mis datos personales utilizando un modelo de carta de la CNIL. Aunque mis datos no fueron eliminados (presenté un recurso ante la CNIL), ya no recibí ninguna solicitud.

En julio de 2023 encontré un abogado que me ayudó a presentar una denuncia contra la Asociación de Testigos de Jehová por discriminación entre sus miembros, delito previsto y castigado por el artículo 225-1 del Código Penal.

Tengo 57 años. Vivo Gujan-Mestras (Francia).

Cuando nuestros hermanos nos pidieron muy claramente que nos vacunáramos, que escucháramos al Cuerpo Gobernante y nos sometiéramos a las autoridades, fue cuando ya no reconocí la voz de mi Pastor. Y por suerte no seguí sus instrucciones.

Como dijo nuestro hermano de Guadalupe: "nos gustaría que el Consejo de Administración pudiera mirarnos a los ojos y decirnos que no les pagaron para promover esta vacuna".

Jeremías 23:2 nos dice: "Has esparcido mis ovejas; las has seguido dispersando, y no has vuelto tu atención hacia ellas."

Tengo 73 años. Vivo Annemasse (Francia).

Una fiel hermana mayor que se caracterizaba por su buena salud y por haber recorrido un largo camino en el ministerio murió repentinamente una semana y un día después de su tercera dosis. La causa de la muerte fue que murió repentinamente mientras caminaba. Parecía estar bien en la reunión antes de morir.
Vivo Aspel (Belgica).

Mi hermana sana de 19 años fue intimidada y obligada a vacunarse. La primera dosis la dejó muy, muy enferma, la segunda le quitó la vida tres días después. En mi opinión, esto es una absoluta culpa de sangre. Nuestra familia está devastada.

Tengo 19 años. Vivo Fairmont (Estados Unidos).

Mi madre tenía absoluta confianza en el Cuerpo Gobernante. Ella no estaba a favor de las vacunas ni la sobremedicación. Como el Cuerpo Gobernante siguio presionando, ella cedio y aceptó una dosis y luego dos. No sintió ningún efecto, por lo que siguió la tercera dosis y ese fue el principio del fin. Estaba extremadamente cansada y por momentos su memoria no registraba nada. Unos meses más tarde parecia que su salud habia vuelto a la normalidad. Cuando un anciano le dijo que había que estar completamente vacunado para asistir a los cursos de pioneros, ella aceptó una cuarta dosis y desde entonces no suspendió las visitas al hospital y los exámenes hasta su muerte.

Tengo 57 años. Vivo Gironda.